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IMPROVISACIÓN y CREATIVIDAD en MUSICOTERAPIA

En su concepto más general el término “Improvisar” significa:

Hacer algo de pronto, sin estudio ni preparación,…¡¡Crear en el Aquí y el Ahora¡¡


En el arte de la Música la Improvisación no sólo ha sido una constante histórica, sino que se ha constituido en una disciplina diferente que desmonta y amplía el sistema compositor/intérprete, exigiendo de este último un buen conocimiento de la técnica y la cultura musical.



Cuando interpretamos una obra musical escrita basándonos en una partitura escrita que esta frente a nosotros, el acto de leer lo escrito implica el hecho de que la vista y la razón deben de ir por delante de lo que en unos instantes va a sonar. Primero leemos y acto seguido ejecutamos lo leído. Durante toda la obra y en esos pequeños espacios de tiempo entre una y otra acción, es decir, entre la lectura y la ejecución, debemos racionalizar lo que va viniendo paso a paso: cada nota, cada silencio, cada efecto, cada modulación, .... y así sucesivamente durante toda la obra, (como una piedra tras otra en el camino).
Bajo este concepto lo racional se antepone a lo emocional.
 

Como músico he aprendido que solamente puedo ejecutar lo leído con plena y total libertad cuando he interiorizado el mensaje escrito de la obra, cuando se ha creado una relación más intima con ese mensaje que me ha permitido sentirme libre, y esa libertad me ha ofrecido la posibilidad de comunicarme no solo a través de la ejecución musical sino también a través del libre movimiento, de la mirada, de la manipulación y la interpretación de la obra en función de mi estado emocional en ese preciso instante.
         Más tarde.., mañana..., otro día, será otro estado emocional, otra forma de manipulación, otra interpretación: << esa libertad>>.

        No obstante, esa libertad debe de ir acompañada del respeto, de la humildad y de la ética musical que se merece la obra y su compositor.
Si en la acción de poner sonido a una obra musical escrita el primer paso es lo racional y como segundo paso lo emocional, en la acción de la Improvisación sucede lo contrario: el primer paso se corresponde a la emoción y el segundo a la razón.
En la Improvisación no hay ningún condicionamiento, excepto lógicamente el concepto de la ética musical, entendiendo entre otras cosas como ética: la afinación, el tempo,......
En el acto de la Improvisación están implícitas la Creatividad y la Imaginación.
 

          A través de la Improvisación llegamos a conocer lo íntimo y desconocido de nosotros mismos desenrollando una gran madeja de emociones y sentimientos que fluyen continuamente sin preguntarnos en ese instante el qué, el como, el para, o el porqué de lo que está sucediendo; simplemente sucede.
En mi caso he observado, que  cuando  estoy  inmerso en el acto de la Improvisación, ¡no pienso¡, por lo menos de una forma consciente; y es curioso pero ¡sí siento¡, y lo que es más curioso todavía..] de una forma consciente: me siento libre....] soy libre....].
          He observado que en el momento más intimo de la Improvisación, el hecho de la toma de conciencia de una forma racional de lo que está sucediendo en ese instante, me distorsiona la capacidad de la Improvisación y la Creatividad, mi estado pasa de la libertad al encarcelamiento, de la tranquilidad al nerviosismo, de la fluidez a la necesidad de tener que controlar, de la seguridad a la rigidez, de la conexión con el todo a la conexión con una pequeña parcela,...] del Alma a la razón.

Es evidente que la Improvisación y la Creatividad están íntimamente ligadas y ambas coexisten con el concepto de la libertad; libertad que a menudo implica el juego, la necesidad de aceptación, la Creatividad como una característica universal de la humanidad que conduce al crecimiento y al cambio, la necesidad de una “medida” del caos en el proceso, y una noción de trascendencia como parte de una “experiencia cumbre” en el proceso creativo.
El arte se considera como un espacio donde el ser humano puede jugar, donde tiene la libertad para explorar su subconsciente y, además, la oportunidad de cometer errores. Por lo tanto, se trata de un escenario importante para el desarrollo personal.
En la exploración de las nuevas ideas existe cierta noción de rebelión, de desafío de las convenciones sociales implícita en la libertad del juego y del proceso creativo.
         Se considera que este proceso incluye diversas fases adaptadas, mejoradas y reestructuradas por diferentes autores. (Sparshott,1981 (1.1); Stein, 1967 (1.2); Wallas, 1926 (1.3).
Dichas fases son:

La Preparación: la exploración de posibilidades y la producción de ideas.

La Incubación: que implica una menor actividad consciente.

La Iluminación: la experiencia <eureka>.

La Elaboración: la conversión del proyecto en una forma tangible.

 

Resulta importante destacar que el descenso al subconsciente o inconsciente 

personal  de naturaleza  caótica se considera un componente importante de la

fase de incubación. Las personas  especialmente creativas poseen estrategias

para enfrentarse a  esa fase y para  saber en  qué  momento iniciar el proceso,

sobre  todo la  fase inicial  en la que  se generan  las  ideas;  el extremo al que

llegan suele estar condicionado por su grado de conocimiento (Hindemith,1952)

               Arthur Koestler, 1964, 1981 (1.5) desarrolló una teoría de asociación

bipolar  como  eje  central  de  ese  proceso  en  que  dos  áreas mentales sin

ninguna relación se unen para producir un nuevo resultado.

El  proceso  se  considera  una  parte del  flujo  importante  para el crecimiento

y el cambio.  Requiere  cierto  grado  de  valor  por  parte  del  individuo,  quien necesita  liberarse  para  participar de los procesos lúdicos con la finalidad de conseguir lo que se considera una re-ordenación de la personalidad.

El resultado es una sensación de fortalecimiento, que puede acrecentarse con el aliento de los demás y un entorno que favorece la aceptación y la espontaneidad. Los filósofos y los psicoanalistas han relacionado la Creatividad con estados de éxtasis y trascendencia, pese a que la Creatividad siempre implica alguna acción corporal.
              Creo que todo proceso creativo exige, en alguna medida, un estado de recogimiento ya sea que provenga de una inspiración espontánea, o por la vía del esfuerzo a través de un trabajo de Preparación, Purificación, Concentración, Meditación o Contemplación.
Tanto la forma espontánea o involuntaria como la forma voluntaria, exigen esa inmersión en el corazón mismo del silencio, del recogimiento donde se encuentra la real y verdadera actividad de lo más profundo del Ser. Todo acto creativo se genera en la intimidad, en esa forma tan sutil de quietud interna, en ese sumergirse en lo más profundo del Ser interior para extraer esas semillas de Creación que luego más tarde se expresará a través de los sonidos armónicamente hermanados. En el proceso creativo nos encontramos etapas como la Inspiración, la Intuición, la Imaginación, la Iluminación, la Revelación, la Creación, la Comprensión y la Interpretación; etapas que de una manera natural procesan sus contenidos de una forma descendente desde los niveles superiores a los estados ordinarios de conciencia.
En ocasiones estos contenidos pueden aparecer en una edad muy temprana de una forma totalmente espontánea, y prácticamente casi totalmente elaborados; en otras ocasiones, el caso de los compositores ya adultos, aparecen otros conceptos como la personalidad del autor, sus vivencias, relaciones,... en ocasiones recibiendo los contenidos a medio elaborar, lo que configura haber de trabajarlos durante un tiempo antes de concretar la obra. Por supuesto, existen algunas excepciones.
A veces es un estímulo externo el que nos inspira en el proceso de la Improvisación o la Creatividad; otras veces es algo mucho más íntimo, ligado a nuestras emociones, sentimientos, vivencias,.... pasadas o presentes, incluyendo el momento exacto en el que transcurre la acción. Todos los sentimientos, emociones, impulsos, etc. facilitan la fantasía creativa en la que se lleva a término el acto de la descarga de la energía que no ha encontrado otra forma de expresión, comunicación, desahogo o catarsis.
No siempre la creación artística nace con rapidez, en ocasiones necesita largo tiempo para ser elaborada, evidentemente con ciertas dosis de desánimo, “sufrimiento”,... hasta llegar a su culminación; así como tampoco, no siempre lo que nace es el reflejo del ánimo del compositor / improvisador; en ocasiones lo que brota de la inspiración es lo contrario de lo que se está sintiendo, y precisamente es ahí donde el mismo compositor se siente rebasado por los contenidos que irrumpen en la conciencia luchando por salir y expresarse. En la Improvisación se crean situaciones con climas emocionales que transmiten estados que pasan de la alegría al dolor, o de la desesperación a la resignación más absoluta dentro de la misma obra musical.
 

      En mi opinión, suceda lo que suceda en el aspecto sonoro – musical dentro de una sesión Musicoterapéutica  lo considero una obra musical con todo lo que esa obra conlleva, sin importar si dicha obra es de un alto o bajo nivel musical atendiendo y entendiendo que durante el proceso de la sesión, cada uno de los participantes involucra la totalidad del Ser en un proceso de creación en mayor o menor grado. En este proceso creativo se ponen en marcha parámetros del Ser que pueden ser el resultado o la respuesta a estímulos internos o externos.
       Parámetros como la Intuición entendiendo esta como una forma de “Visión Interior”; la Inspiración conceptuando esta como una “forma de mensaje” en proceso de descenso de los planos superiores de contenidos transpersonales a la conciencia ordinaria; y la Iluminación y la Revelación que aportan un nuevo concepto, una nueva luz de la realidad. Estos parámetros movilizan y estimulan la Imaginación en toda su gama de manifestaciones: formas, colores, texturas, etc. dándole la vida a la obra musical.
Creo que de entre otras, una de las funciones  del Musicoterapeuta radica en la reconducción musical de la situación poniendo en practica su Intuición, su Inspiración, su Iluminación y Revelación sin interferir, sino dando soporte y armonizando lo que suceda en cada instante para así ofrecerle al paciente la confianza y seguridad de que su intervención es coherente y necesaria.
Hagamos-le sentir que sin él, esa obra musical no es posible.

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